Es un símbolo de sencillez y profundidad emocional. Su forma ovalada, representando lo infinito y lo eterno, guarda en su interior aquello que te llena de fortaleza y amor: la imagen de un ser querido, tus sueños, intenciones y fechas importantes. Al portarlo cerca de tu corazón, este relicario actúa como un recordatorio de tu conexión con lo esencial y tu capacidad para mantenerte anclado en lo que realmente importa.